Pasarse de entrenamiento es un error muy común cuando deseamos llegar a una meta lo antes posible. No se asume un incremento sistemático de entrenamiento. Nuestros músculos se quedan sin energía, existe una fatiga posterior al entrenamiento, debilidad y decrecimiento de potencia. Dolor de garganta, músculos doloridos y diarrea crónica pueden ser indicios de estrés crónico o sobreentrenamiento.

Lo mejor que se puede hacer es entrenar a una intensidad de recuperación y reduciendo el número de kilómetros poco a poco hasta que desaparezcan los síntomas. Una vez desaparecido los síntomas mantendremos un par de semanas el ritmo y después volveremos a subir progresivamente el número de kilómetros, sin aumentar la intensidad, hasta llegar a la distancia que recorríamos cuando se produjo el sobreentrenamiento. Se repetirá el recorrido de dicha distancia un par de semanas con el mismo esfuerzo (recuperación). Cuando esté asentada la distancia se incrementará la intensidad de entrenamiento elevando el esfuerzo progresivamente pero sin llegar por un periodo discrecional al esfuerzo que produjo el sobreentrenamiento. No hay que preocuparse por los días perdidos ya que la forma anterior volverá a presentarse en pocos días y en peor forma se estaría si se continuara con el sobreentrenamiento.

Si durante los entrenamientos se perciben los siguientes síntomas:

  • Alteraciones del sueño

  • Pulsaciones excesivamente elevadas 15 minutos después de terminado el ejercicio.

  • Nauseas o vómitos después del ejercicio.

  • Arritmias y mareos

  • Dolor o presión en el pecho.

no volver a entrenar hasta no consultar con el médico.

Diagnóstico mediante el pulso

SíntomaDiagnósticoConsejo
Ritmo cardíaco lento.
Se observa que al aumentar la intensidad el ritmo cardíaco es lento en su respuesta y al llegar al final es muy lenta la recuperación.
Cansancio o sobreentrenamiento. Reducir el volumen de entrenamiento y no realizar ejercicios de intervalos hasta que desaparezcan los síntomas.
Autoprueba de sobreentrenamiento.
Colocarse en posición horizontal y relajarse durante algunos minutos. Tomarse el ritmo cardíaco. Levantarse y transcurrido un minuto tomarse de nuevo el ritmo cardíaco.
Si hay una diferencia de 20 latidos o más entonces hay cansancio, sobreentrenamiento o existe enfermedad. Descansar y si se confirma la enfermedad vaya al médico.
Incremento del ritmo cardíaco.
El ritmo cardíaco aumenta a pesar que la intensidad del ejercicio no varía y las condiciones ambientales son las mismas.
Disminución del volumen de sangre por deshidratación. Beber líquidos de inmediato y en el futuro beber cada cierto tiempo antes de tener sed.
Decremento del ritmo cardíaco.
Con las mismas condiciones ambientales y la misma intensidad de ejercicio el ritmo cae.
Casi seguro existe la “Pájara” por no haberse alimentado bien o puede ser también que no se haya entrenado la resistencia lo suficiente. Comer o entrenar la distancia larga a baja intensidad.
Umbral anaeróbico inalcanzable.
No se puede alcanzar dicho ritmo cardíaco durante ejercicios de intervalos.
Cansancio o sobreentrenamiento. Descansar realizando ejercicios de recuperación.
Alto ritmo cardíaco.
Mientras existe la sensación de ir suave y cómodo, el pulsómetro indica un ritmo muy alto de entrenamiento.
Enfriamiento, gripe, etc.. O bien, llevaba largo tiempo sin entrenar y no se ha recuperado del ejercicio anterior. Descanso.

Bibliografía


Última revisión: abril 03, 2006.


Manuel García Casado